En 1972 investigadores de la American Gates Rubber Company desarrollaron una batería recombinante segura para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, con énfasis en la relación potencia-peso. Esto se logró por medio de placas positivas y negativas de una aleación de calcio, separadas por esteras de fibra de vidrio microporosos, en el que el electrolito es absorbido por acción capilar. La técnica se llama Material Vidrio Absorbente o AGM.
Los separadores de estera de vidrio microporosos consisten en tubos delgados y huecos de longitud desigual. Estas esteras de fibra son sólo para aproximadamente el 95% saturado con electrolito, el resto se utiliza para la migración de oxígeno a la placa negativa. Esta técnica se llama electrolito infraalimentado. Para compensar la pequeña cantidad de electrolito absorbido se utiliza un peso específico (SG) de 1,30. El principio de electrolito infraalimentado, tiene también un efecto positivo en el ciclo de vida de la batería AGM; en una descarga profunda la pequeña cantidad de electrolito se agotará antes de que se presente un daño permanente.
¿Descarga profunda?
Al igual que con las baterías de gel, muchos creen que cualquier batería AGM será una batería de ciclo profundo, adecuada para aplicaciones de descarga profunda. Al igual que con las baterías inundadas, el rendimiento de ciclo profundo de una batería se determina por la construcción de las placas, de ninguna manera por el electrolito. Las baterías AGM son muy populares para su uso en aplicaciones estacionarias como fuente de alimentación de emergencia, telecomunicaciones, etc. Mediante el uso de placas más gruesas se puede conseguir muy buen rendimiento cíclico, bastante similar al de una batería de gel cíclica.